domingo, 26 de mayo de 2013

MONTE ABU


Monte Abu es un lugar sagrado, la montaña sagrada del Gujarat ya citada en el Mahabharata.
      Los templos, construidos por la rica comunidad jaina,  son realmente espectaculares: cinco templos elaborados con mármol, hechos con la devoción de quien considera que el trabajo es creación. Templos en los que cada friso, cada columna, son esculturas intrincadas en la piedra, talladas con una perfección tal, que los dioses, los bailarines, los animales, las escenas religiosas, parecen tener vida. Imágenes que explican más que las palabras; imágenes que aunque pasases años contemplándolas serías incapaz de asimilar. Tus ojos no están preparados para tanta belleza.
     
Los jainias, cuya religión impide dañar cualquier jiva, se caracterizan por su pacifismo, llegando a barrer el suelo que pisan con delicadeza, con el fin de no dañar el alma de ningún ser vivo. Para ellos, el agua, el aire, el fuego, las plantas, son seres vivos que deben ser respetados. La naturaleza es alma y cada alma es pura. Se someten a una férrea disciplina en la que para alcanzar la liberación del ánima siguen la vía del ascetismo, la meditación, el rechazo a las pasiones, a los apegos... No creen en las castas y los negocios deben hacerse de forma justa y honrada. Algunos de ellos van desnudos como símbolo de pureza, y en las comunidades se admiten monjas que pueden verse en los templos orando o haciendo puja ante sus deidades. Este ascetismo contrasta con los templos: si bien desde el exterior no muestran ningún signo de riqueza, una vez que traspasas el umbral, te encuentras en un interior profusamente decorado con esculturas de mármol que tardaron más de catorce años en esculpirse por una legión de albañiles.

En los templos jainas pueden aparecer representadas divinidades hindúes, aunque los temas más frecuentes son los referentes a Mahavira y los Tirthankara (los 24 profetas santificados que precedieron a Mahavira). Mahavira ('gran héroe') es el nombre que se da a Vardhamana, el fundador de la religión jaina; se le representa erguido o sentado sobre un trono, acompañado de un león (su símbolo) y en ocasiones con el cuerpo dorado. Su actitud es siempre estática, frontal, y sus ojos, abiertos, muy grandes y almendrados, pueden estar incrustados en piedras preciosas o plateados. Los demás Tirthankara tienen la misma actitud, pero se diferencian entre ellos por el color de su cuerpo y por el animal que les acompaña; así por ejemplo, Adhinath, el primero de ellos, tiene el cuerpo amarillo y su emblema es el toro; Suparshvanata, el séptimo, es de color verde, va acompañado de una cobra de siete cabezas y lleva una svástika; Neminath, el vigesimo segundo, lleva una concha marina y su color correspondiente es el rojo. Los profetas aparecen siempre desnudos (como los monjes de la rama jaina de los dingambara, 'vestidos de aire'), frontales, hieráticas, inexpresivas, con los ojos grandes muy abiertos.

martes, 21 de mayo de 2013

LOS BAZARES


Hay lugares que ejercen sobre mí una atracción inexplicable: los desiertos, la arquitectura hipogea, los bazares... Siempre visito los bazares de los lugares donde voy: Estambul, Isfahan, Marrakech...Todos sitios exóticos, mágicos, con el encanto de una cueva de Alí Babá...pero ninguno con el colorido de los de la India.
Los bazares de la India son de un colorido especial. Son ruidosos y están aglomerados de gente, tienen un olor indescriptible,  mezcla de excremento de vaca y de especias...pero todos cuentan con un atractivo singular. Todo lo que puedas esperar comprar en la India se puede encontrar en un bazar: telas, joyas, comida, plata, oro, muebles, deidades, pinturas, aceites, inciensos, alfombras, baratijas y un largo etcétera.
Los bazares son un espectáculo de combinación de gentes, castas y religiones.














Si hay una cosa que me guste de los viajes es recorrer los bazares, perderme entre sus callejones o tomar un chai en la puerta de una minúscula tienda. El bazar, organizado por gremios y actividades, es un continuo ir y venir de gentes cuya voz se funde  con el bullicio de la música que proviene de pequeños tenderetes donde se venden «casettes». Me encanta entrar en el bazar de las especias,  aspirar el aroma que desprende la canela, la nuez moscada, el jengibre...  y hundir mis manos en los ordenados sacos de las coloridas especias. 


Pasear  por el  bazar de los textiles, en el que centenares de telas enrolladas en enormes cilindros se sostienen en la pared a la espera de ser cortadas por las manos de unos sastres, que tumbados, charlan a la espera de clientes. Visitar el multicolor mercado de frutas y verduras donde la piña, el plátano y el mango son  olor de zumo recién exprimido. Mirar como los vendedores de trigo aventan  el cereal bajo deshilachadas carpas de esparto que son  pabellones con sabor a pan y polvo. Oír como los latoneros golpean el brillante metal que en pocas horas se convertirán en ornamentados platos. Observar a los joyeros que, en humildes vitrinas de cristal, exponen  sortijas de oro muy amarillo, pendientes y brazaletes de plata mate engarzados con piedras semipreciosas. Las joyerías, están  vacías de gente y llenas de miradas. Todo lo contrario que los puestos de pulseras que, por miles, se apilan en estanterías y que son probadas y comentadas por mujeres que regatean el precio, con vendedores de bigote turco que procuran mantenerse firmes en los precios. Ver cómo compran y venden es tan atractivo como husmear en el mismo bazar. No regatean en hindi, ni en  árabe, ni en tamil; son regateos de silencios, regateos reflexivos, regateos de única  compra.
Camino y me emborracho de sensaciones, de colores y olores a especias, a frutas frescas y deliciosas verduras. Camino y me embriago del caos, del ruido del humo de carricoches y motos, de los destellos dorados de bordados y bisuterías, de la maestría de sus artesanos.

Camino  bajo el hechizo de aromas de perfumes orientales, de mujeres envueltas en velos de colores. Camino y camino por los bazares de las mil y una noches...y  cuando llego al hotel sigo oliendo a bazar

domingo, 19 de mayo de 2013

TE CHAI


 Una leyenda de India describe la historia del Príncipe Siddhartha Gautama, el fundador del Budismo, quien se arrancó los párpados por la frustración de no poder permanecer despierto durante la meditación mientras viajaba por China. Y nació una planta de té en el lugar donde cayeron sus párpados, brindándole así a ese cultivo la habilidad de permanecer despierto, meditar y alcanzar el entendimiento.


 La historia del Té Chai  (literalmente té-té) se remonta a los orígenes de la medicina tradicional hindú. El Ayurveda, que significa "ciencia de la vida" en sánscrito, es un sistema tradicional de la medicina que incluye la práctica del yoga y el uso de hierbas medicinales y especias, atribuyendo a las especias propiedades curativas.

 Su expansión llegó con los cultivos de té en Assam y Darjeeling, implantados por los ingleses, que  en 1830 dependían para abastecerse del monopolio que China tenía sobre el té.  La respuesta: cultivar  té en la India, que era su colonia. En 1900 alrededor del 90% del té consumido en Inglaterra se cultivaba en la India.  Pero a los indios no le gustaba tomar el té, hecho que sorprendía a los ingleses, ya que era impensable para ellos  que cualquier persona no apreciara el té. Por este motivo, empezaron a organizar en sus fábricas indias descansos para que sus empleados tomaran té, imitando la costumbre londinense. 
 Originalmente el té se servía al estilo inglés, con una nube de leche y azúcar, pero pronto los vendedores callejeros, conocidos como “Chai Wallahs”, empezaron a condimentar sus bebidas con especias (canela, cardamomo, vainilla,  jengibre, clavo, anís...), leche y azúcar siguiendo la tradición ayurvédica y con  las especias el té ganó en aroma y en propiedades medicinales, además de ser más afín con el gusto indio. Este hecho enfureció a los ingleses, pero no  fue suficiente para evitar el nacimiento del “Chai Tea”.
 Beber té chai es parte del viaje a la India. Cada región, cada vendedor callejero, cada familia, tiene su propia receta. Pero siempre cálido, suave, aromático... Me encanta sentir el carácter oriental de este té, notar su sabor picante, el aroma de la canela, el sabor agridulce de jengibre...  Un té que encanta al paladar y que complace los sentidos.

Bibi-Ka-Maqbara

 
    El hijo mayor del emperador mogol Aurangazeb, prícipe Azam Shah construyó a mediados del siglo XVII este mausoleo en memoria de su madre la Begum Rania Durrani, primera esposa de Aurangazeb.  El nombre del monumento se traduce literalmente como "tumba de la señora". 
      Su abuelo Shah Jahan construyó el Taj Mahal dedicado a su esposa, y su nieto construyó otro a su madre en un intento por competir con la obra de su abuelo, pero por desgracia la tesorería no era la misma
      Azam Shah era hijo de Aurangzeb y solo fue emperador de la India por un tiempo muy corto, menos de tres meses. Se declaró emperador a la muerte de su padre, pero a los tres meses fue derrocado y ejecutado por su hermano el Shah Alam
     

El Bibi ka- Maqbara  está entre  los mejores edificios mogoles del Deccan, pues representa la transición entre la arquitectura ostentosa de Akbar  y Shah Jahán, a la arquitectura más simple de la última época de los mogoles
      La tumba está situada en la margen derecha  del río Kham, en el centro de un enorme recinto cerrado rodeado por todas partes por un hermoso jardín.
      El mausoleo fue construido sobre una alta plataforma cuadrada con 4 minaretes en las esquinas rematados por chattris y que está rodeada por una barandilla de pórfido rojo.
 

  La estructura del edificio tiene forma hexagonal y los ángulos están decorados con minaretes. Fue revestido de mármol hasta el nivel del friso. Sobre el mármol hay piedra basáltica roja local hasta la base de la cúpula y después hay otra vez mármol. La zona basáltica está cubierta por una fina capa de yeso y tiene un acabado muy pulido con decoraciones de estuco fino.
    Los restos mortales de Rania-ul-Durrani fueron colocados debajo del nivel del suelo, rodeado por una pantalla octogonal de mármol con exquisitos diseños. El techo de esta cámara, que corresponde al nivel del suelo del mausoleo, está atravesado por una abertura octogonal. Así pues, la tumba puede ser vista desde la planta baja a través de la apertura.
      El mausoleo está coronado por una cúpula perforada con ventanas  y unos paneles decorados con diseños florales
      El jardín, diseñado al estilo persa, es un buen ejemplo  del "charbagh" mogol, el jardín  planeado simétricamente y dividido en 4 por senderos axiales, recordando los 4 ríos del Paraíso (Tigris, Éufrates, Pisón y Guijón). El estilo persa de jardines, simétricos y delicados,  fue introducido en la India por Babur. Las disposiciones geométricas de estos jardines están basadas en el uso del número cuatro y en sus múltiplos, dado que el cuatro se considera el número más sagrado en el Islam.

sábado, 18 de mayo de 2013

TURBANTES

      El turbante es un tocado de origen asiático. Consta de una larga pieza de tela enrollada alrededor de la cabeza. Pueden ser de muchas formas, tamaños, colores y su longitud puede estar entre los 5 y los 9 metros

      Originalmente el turbante en India  fue símbolo de realeza y poco a poco se fue transformando en un símbolo religiosos

      Existen muchas variantes y significados de esta prenda, en cuanto a tamaño y color, y pueden señalar la posición social de una persona, porque en esto también se rigen por el sistema de castas, religiones, oficios y regiones.

      El estilo de atar un turbante es algo único. Los líderes musulmanes los envuelven con  un estilo plano y circular, los de los sikhs terminan en punta y en ellos envuelven sus largas cabelleras que no se cortan nunca debido a sus creencias religiosas.  Los hombres de Rajasthan han adoptado los turbantes hasta tal  punto en sus vidas que los turbantes reflejan la posición de una persona en su sociedad. Cuanto más grande sea el turbante, más eminente es la persona. 
   


Los colores de los turbantes también son simbólicos y significativos. Los mendigos suelen llevar los turbantes ocres, en la boda se lleva de color naranja, porque el naranja era el color de la caballerosidad y el valor en la época medieval. Algunos colores de los turbantes sólo están hechos para el duelo y así se suele  usar un turbante de color blanco en las procesiones fúnebres por los miembros de la familia del difunto. Los de color caqui, marrón y azul oscuro son para una visita de condolencia.
 

  Cada casta en Rajasthan también tiene un color distinto de turbante y esos colores tienen su propio reconocimiento social. Los pastores suelen llevar turbantes de color rojo. Los bishnois, que habitan en el desierto del Thar, llevan turbantes de color blanco, mientras que otras comunidades tribales llevan turbantes estampados. Muchos musulmanes llevan turbantes verdes, símbolo del paraíso.  Los líderes islámicos pueden usar  turbantes negros.  El color negro es representativo de un sayyid, un descendiente del profeta Mahoma.

     



En la cultura islámica, el turbante es un importante elemento espiritual de la fe. Los antiguos árabes los usaban y se enorgullecían de ellos; el carecer de uno era humillante y llamar a la puerta de un hombre sin turbante era considerado un insulto.
      Durante la dominación mongol de la India, sólo a los musulmanes se les permitía llevar turbante. A los no musulmanes se les prohibió estrictamente usarlo
      En algunas regiones de India existe un rito  llamado "ceremonia de puesta de turbante"  que se lleva a cabo cuando un hombre muere. El hijo mayor asume la responsabilidad de la familia al colocarse el turbante del padre.



  En el Punjab quitarse un hombre el turbante es símbolo de duelo, e intercambiar los turbante es signo de amistad para toda la vida
          El turbante, esa "cosa" extraña que no se sabe muy bien si es un gorro, un pañuelo o un kilo de vendas enroscadas en el pelo, es para  muchos, quizás, uno de los inventos más ridículos del mundo, y sin embargo ahí está. Tienen siglos y siglos de historia  demostrando que, aunque hoy nos parezca increíble, eran muchas las personas que morían por ponerse uno en la cabeza.
      

miércoles, 9 de enero de 2013

New York

Parafraseando el libro de Elvira Lindo sobre Nueva York "Lugares que no quiero compartir con nadie" me permito la libertadad de nombrar los lugares que yo sí "quiero compartir con mis amigos":

1º - El Museo de los Claustros" allí está el maravilloso  "Cristo Majestad de Astudillo". No tengo palabras para definir lo que sentí delante de Él. Un parque todo nevado, y de repente encontramos una iglesia románica como las de Castilla



2º- El Metropólitan. Para todas las personas este museo sería el número uno del mundo mundial, pero por una vez dejadme que sea diferente y primero ponga lo que a mí me emocionó más

3º- La Colección Frick, enfrente del Metropólitan; si muchas obras tiene ese museo, la Frick tiene otro montón. A destacar las 2 obras Vermeer.


4º- Barrio de los judíos ortodoxos en Brooklin. Los que vinieron de Cento-Europa, sobre todo los que vinieron de Hungría forman una sociedad cerrada donde los hombres siguen vistiendo igual que en el siglo XIX, con sus tirabuzones y sus mantos de oración; donde las mujeres se rapan la cabeza para no tentar a los hombres y donde no existe la TV



5º- El río Hudson, "con su niebla plateada y su color gris perla de frío"

6º- El MoMa, otro museo que tendría que poner en el número 2, pero estaba agotada y no lo disfruté en su justa medida. A destacar: "Las Señoritas de Avignon" de Picasso y "El Grito" de Munch




7º- En Central Park, parque grande y maravilloso donde los haya, me emocionó estar en el lugar donde asesinaron a John Lennon en 1980


8º- Misa góspel en Harlem, un espectáculo digno de admiración. Allí gritan, aplauden, ríen, lloran y sobre todo cantan y cantan durante horas

9º- Al lado de la Mansión Morris-Jumel, que sirvió de cuartel a George Washington durante la Guerra de Independencia, hay una pequeñísima calle con una veintena de casas de madera, las únicas que quedan del antiguo Nueva York



10º- La Zona Cero. La pongo en último lugar porque pasamos tantos controles, hicimos tantas colas y empezó a nevar con tanta fuerza, que lo único que quería era marcharme de puro frío que tenía. Lo siento



Un beso fortísimo

lunes, 25 de junio de 2012

ANOCHECER EN HALONG


Halong es el lugar más hermoso que conozco. Durante el día su belleza espectacular se diluye en el trajín ruidoso de los barcos turísticos,  los arrecifes de coral, sus manglares, sus lagunas escondidas y sus sucios pueblos flotantes.
Pero el atardecer es de una belleza fascinante, sin igual. Un lugar mágico, encantador, deslumbrante. Cuando el sol cae sobre el mar, se refleja en las calmadas aguas de la bahía, que se tiñen de color púrpura y el mar verde esmeralda se transforma en un juego de rosas y naranjas.
El tiempo parece detenerse, la calma se apodera del lugar. La inmovilidad de las aguas solo se ve rota por alguna gaviota despistada que se lanza en picado sobre un pez, dejando en el agua aros concéntricos que se multiplican hasta el infinito.
       
 En el horizonte, el sol se oculta tras una nube, dejando a contraluz la hermosura de unos islotes con ribetes dorados. Imágenes de sombras y luces, en un anochecer de fuego, que dora las aguas del mar de la China.
Envuelto en silencio, dibujando en el horizonte una línea de altos peñascos, el sol anaranjado se apaga en el espejo de jade de la bahía. Parece imposible que la naturaleza haya creado tanta belleza.

Son imágenes de una nostalgia infinita, que traen a nuestra memoria vidas ya vividas, sueños ya soñados. Olvidos ya olvidados...

Mientras las aguas duermen, desde la cubierta, navegando bajo un cielo cubierto de estrellas,  sentimos que si Dios existe,  está allí.