domingo, 19 de mayo de 2013

TE CHAI


 Una leyenda de India describe la historia del Príncipe Siddhartha Gautama, el fundador del Budismo, quien se arrancó los párpados por la frustración de no poder permanecer despierto durante la meditación mientras viajaba por China. Y nació una planta de té en el lugar donde cayeron sus párpados, brindándole así a ese cultivo la habilidad de permanecer despierto, meditar y alcanzar el entendimiento.


 La historia del Té Chai  (literalmente té-té) se remonta a los orígenes de la medicina tradicional hindú. El Ayurveda, que significa "ciencia de la vida" en sánscrito, es un sistema tradicional de la medicina que incluye la práctica del yoga y el uso de hierbas medicinales y especias, atribuyendo a las especias propiedades curativas.

 Su expansión llegó con los cultivos de té en Assam y Darjeeling, implantados por los ingleses, que  en 1830 dependían para abastecerse del monopolio que China tenía sobre el té.  La respuesta: cultivar  té en la India, que era su colonia. En 1900 alrededor del 90% del té consumido en Inglaterra se cultivaba en la India.  Pero a los indios no le gustaba tomar el té, hecho que sorprendía a los ingleses, ya que era impensable para ellos  que cualquier persona no apreciara el té. Por este motivo, empezaron a organizar en sus fábricas indias descansos para que sus empleados tomaran té, imitando la costumbre londinense. 
 Originalmente el té se servía al estilo inglés, con una nube de leche y azúcar, pero pronto los vendedores callejeros, conocidos como “Chai Wallahs”, empezaron a condimentar sus bebidas con especias (canela, cardamomo, vainilla,  jengibre, clavo, anís...), leche y azúcar siguiendo la tradición ayurvédica y con  las especias el té ganó en aroma y en propiedades medicinales, además de ser más afín con el gusto indio. Este hecho enfureció a los ingleses, pero no  fue suficiente para evitar el nacimiento del “Chai Tea”.
 Beber té chai es parte del viaje a la India. Cada región, cada vendedor callejero, cada familia, tiene su propia receta. Pero siempre cálido, suave, aromático... Me encanta sentir el carácter oriental de este té, notar su sabor picante, el aroma de la canela, el sabor agridulce de jengibre...  Un té que encanta al paladar y que complace los sentidos.

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